“La fe mueve montañas”.
A menudo había oído pronunciar esta frase y muchas veces, demasiadas, no la había entendido.
Cuando un día, por casualidad, leí una noticia sobre un hombre llamado Justo Gallego Martínez que, con la sola fuerza de su fe, y de sus manos, estaba intentando levantar una catedral “de la nada”, y en el medio de la nada, pensé que esa era la ocasión ideal para, primero, comprobar in situ lo que parecía una exageración periodística, y, luego, a lo mejor, poder dar sentido a esta aseveración que para mí se había convertido en un dogma… ¡de fe! Sigue leyendo